Capacitación laboral,cuando la escuela ayuda a descubrir la vocación

Un alumno del último año de una escuela técnica aprende a ser contenedor con sus futuros pacientes ópticos.

Agustín Gómez, un alumno que acaba de cursar sexto año de la escuela técnica “María Sánchez de Thompson”, de Palermo. Sus últimos años de secundaria, los de la especialización, le ayudaron a confirmar sus intenciones de ponerse al servicio de otros. “Me gusta mucho poder ayudar a la gente haciendo anteojos. Es algo sencillo que ayuda al otro y eso me hace sentir muy bien”, dice.

Agustín eligió la orientación en Óptica que está disponible en esa escuela pública porteña. Y justamente por haberse inclinado por esa opción es que Agustín participó durante 2018 de encuentros con alumnos de primer grado de escuelas primarias de toda la Ciudad, para entregarles anteojos o para tomarles mediciones de la vista.

Es que la escuela en la que estudió trabaja codo a codo junto al programa de Salud Visual que depende del Ministerio de Educación y que garantiza a los chicos del primer año de primaria un control oftalmológico y un par de anteojos, si los necesitan.

“Me enteré de este control de salud por una notita que mandó la escuela”, contó Nelly, mamá de Rodrigo, uno de los chicos que recibió sus anteojos. Es para corregir su hipermetropía y miopía. A la espera de un par de anteojos para su hijo Tiago, María comentó: “Es muy reconfortante que nos atiendan así. Yo tengo dos hijos y nos ayuda un montón que reciban Salud Visual en su escuela”.

Agustín detalla el proceso: un equipo de especialistas va a las escuelas primarias y evalúa la vista de los alumnos de primer grado; los chicos que necesitan anteojos se llevan una nota en el cuaderno de comunicaciones que los invita a acercarse a la escuela técnica de Palermo para elegir sus armazones; unos treinta días después, ese chico recibe sus anteojos gratuitos en su escuela.

“Con la maquinaria de la escuela, cortamos los cristales y armamos los lentes”, detalla Agustín. Iba a especializarse en computación, pero su gusto por la física y la posibilidad de ayudar a otros a mantener su salud lo inclinaron por óptica. Entre otras tareas, Agustín tuvo que medir la distancia entre pupila y pupila de los chicos para confeccionar sus anteojos. “Tener contacto con los chicos a los que voy a hacerles los lentes es una experiencia para mí”, sostiene.

Un equipo de especialistas va a las escuelas primarias de la Ciudad y evalúa la vista de los alumnos de primer grado para que reciban sus anteojos gratis.

Un equipo de especialistas va a las escuelas primarias de la Ciudad y evalúa la vista de los alumnos de primer grado para que reciban sus anteojos gratis.

El programa se lleva a cabo en la escuela Thompson hace más de diez años: sólo en 2017, entregó 1500 anteojos a alumnos de primer grado de escuelas públicas porteñas. “Nos llena de orgullo porque permite que nuestros alumnos practiquen profesionalmente y se vinculen humanamente con quienes van a ser sus pacientes”, reflexiona Patricia Di Mango, la rectora de la escuela de Palermo. “Entre otras cosas, tienen que desarrollar la manera de hacer que los nenes le pierdan el prejuicio a usar anteojos y sepan que les va a hacer bien durante su escolaridad”, suma. Con el paso de los años, la escuela adquirió maquinaria más compleja para poder preparar anteojos de forma más rápida. “Para las familias es una gran ayuda, y para nuestros alumnos es una práctica que les hace ganar confianza y destreza y que les permitirá abrir su óptica en el futuro”.

Es que, una vez descubierta la vocación, una pasantía o una práctica profesional puede convertirse en el primer paso de una carrera. Y, en el camino, puede volverse también una vía para ayudar a los demás a través del servicio y del cuidado de la salud.

Reproducción parcial de la nota del diario Clarín del 09/01/2019. Nota completa: https://www.clarin.com/brandstudio/escuela-ayuda-descubrir-vocacion_0_PAVUHpLNb.html